En los procesos de embalaje las empresas ponen atención en que las cajas de cartón, material mayoritario en los envíos, sean apropiadas en calidad, resistencia y tamaño; en efecto, la protección del producto durante su transcurso de la cadena logística hasta el cliente final es el objetivo fundamental del embalaje. Sin embargo, aún ocurre con cierta frecuencia que no se da la misma importancia al precinto, a pesar de que es evidente que la caja de cartón no cumplirá perfectamente con su función de embalaje si, al final del proceso, no se encuentra perfectamente cerrada y adecuadamente precintada.
A lo largo de nuestra experiencia, hemos conocido empresas que han tenido que llegar a perder negocio para darse cuenta de la importancia crucial del precinto en el embalaje.
La clientela, ya esté compuesta de empresas o de consumidores finales, o ambos indistintamente, cada vez tiene más en cuenta y más en detalle los embalajes en los que recibe nuestros productos. A partir de ese contacto primario, el receptor percibe un desempeño en el negocio al que efectúa sus pedidos que marcará en adelante su actitud de mayor o menor confianza en la relación comercial; esto es especialmente significativo en comercio B2B -business to business-, cuando las transacciones se efectúan entre empresas, cuando quien está al otro lado del canal comercial es otra empresa que conoce perfectamente los principales problemas y vicisitudes de las empresas y las mejores y no tan buenas prácticas para afrontarlos.
A partir de la recepción de los primeros pedidos y, simplemente con un examen somero del embalaje, el ojo atento extrae conclusiones:
- Cómo conoces y valoras tú mismo tu producto. Un precinto deficiente puede poner en riesgo el contenido de la caja e indica falta de reflexión y cuidado, precipitación y despreocupación por el producto enviado.
- Cómo conoces la cadena de suministro de tus productos hasta el cliente final, sea éste empresa o consumidor. Las diversas fases del envío y los requerimientos que exige al embalaje cada una de estas fases deben determinar cómo embalas.
- Cómo utilizas los recursos de tu empresa y cómo ahorras en costes: calidades, cantidades, sistemas de seguridad adicionales, seguros, protección frente a robos y manipulaciones en los embalajes... etc.
- Cómo conoces las necesidades reales de tu cliente, en qué nivel valoras su experiencia de compra y su satisfacción ante tu servicio.
- Cómo consideras el impacto de tu actividad económica en el medio ambiente: si ya estás usando cajas de cartón como embalaje para tus envíos, ya tienes claro que pueden utilizarse varias veces y se consideran de los mejores recursos reciclables; usando además papel engomado como cierre seguro y económico de las cajas de cartón se eliminan costes adicionales en los procesos de reciclaje , a la vez que lograrás el concepto de monopackaging, esencial en el contexto actual de economía circular.
- Cómo aprovechas tus opciones para hacer marca. Imprimir los precintos para tus envío con tu logotipo, instrucciones o mensajes de campaña es la mejor forma de personalizar y hacer tu marca memorable.
En el actual mercado saturado, los clientes cada vez centran más su atención en aspectos clave de su proceso de compra, aquéllos que le ayudan a distinguir y establecer su confianza. Tanto si tus clientes son empresas como consumidores finales, el precinto de tus envíos será un factor determinante para su fidelización.