Recientemente ha sido anunciado el hallazgo de una nueva concentración de basura plástica cerca de las costas de Chile y Perú. Hace ya 20 años que fueron descubiertos, de hecho, enormes remolinos de basura no biodegradable flotando en los giros norte y sur de los océanos Pacífico y Atlántico, y en el giro del océano Índico. En 2013 ya componían una superficie estimada en unos 16.000.000 km2, a los que el nuevo descubrimiento, de agosto de este 2017, añade otros casi 2.000 millones más, aunque los científicos temen que esto sea sólo la punta del iceberg, y que la parte sumergida sea mucho mayor.
La gran isla de basura -o continente plástico, o la gran mancha de basura, o la isla tóxica- está compuesta por diversos vertederos oceánicos -se calculan más de 100 millones de toneladas de desechos- con concentraciones enormemente altas de partículas de plástico en suspensión. Arrastrados y desgastados por las corrientes marinas estos microfragmentos de plástico tardan entre 500 y 1000 años en descomponerse. Se asemejan al zooplancton, así que acaban inevitablemente en el sistema digestivo de las aves y animales marinos, alterando todos los niveles de la cadena alimentaria y llegando, como ya se ha comprobado, hasta los seres humanos. Además son capaces de transportar especies invasivas que proliferan y alteran nuevos ecosistemas.
Desde hace tiempo se está llamando la atención sobre este problema a través de diversas iniciativas: el proyecto Wasteland ha creado un estado, Garbage Pacht State ya reconocido por la UNESCO en abril de 2013. Y la ONG Oceans Foundation ha solicitado a la ONU el reconocimiento oficial de Islas Basura como el país 196 del mundo, ya ha declarado su independencia, y su primer ciudadano es Al Gore. Al ser país miembro de la ONU y estar protegido por sus normas ambientales, "los demás países estarán obligados a limpiarnos..." En ambos proyectos es posible solicitar la ciudadanía de este séptimo continente.
Afortunadamente, también existen ideas para limpiar nuestros océanos: una central hidroeléctrica flotante que se desplazaría limpiando los océanos mientras genera energía limpia; bacterias comeplásticos. O la idea de un joven estudiante holandés de 16 años, ya convertida en el proyecto The Ocean Cleanup que se propone limpiar en 5 años el 50% de la gran mancha de basura del Pacífico mediante barreras donde se acumula el plástico. Y, ya en marcha, una iniciativa española, Upcycling the Oceans, que ya ha recuperado más de 180 toneladas de residuos desde 2015, con la colaboracíón de barcos pesqueros de arrastre, para transformarlos en hilo de primera calidad....
Pero el problema es enorme, y requiere una solución urgente. Y todos estos proyectos e iniciativas de poco servirán si no revisamos nuestra relación con el medio ambiente y asumimos nuestra responsabilidad, eliminando el plástico de manera adecuada, y sustituyéndolo siempre que sea posible por materiales más amigables con el medio ambiente.